Adivinanzas sobre el cuerpo humano

| domingo, 4 de agosto de 2013
Las soluciones están escritas con tinta invisible al pie de cada adivinanza. Para poder verlas tienes que pasar el ratón con el botón izquierdo apretado. Pero antes de leer la respuesta... ¡piensa un poco!

Una pregunta muy fácil
sabiéndola contestar,
¿qué planta se riega justo,
cuando la van a cortar?
Treinta y dos sillitas blancas
en un viejo comedor,
y una vieja parlanchina
que las pisa sin temor.
Al dar la vuelta a la esquina
tropecé con un convento,
las monjas iban de blanco
y el sacristán en el centro.


Cueva con treinta y dos machacantes
que dispone de un solo habitante.
Un cuartito lleno de cepas,
ni están verdes, ni están secas.

Con ella vives,
con ella hablas,
con ella rezas
y hasta bostezas.
Una capilla llena de gente
y un capellán en medio
que predica siempre
Pozo hondo,
soga larga,
y si no se dobla
no alcanza.

Unas son redondas,
otras ovaladas,
unas piensan mucho,
otras casi nada.

Al revolver una esquina
me encontré con un convento,
las monjas vestidas de blanco,
la superiora en el centro,
más arriba dos ventanas,
más todavía un par de espejos
y en lo más alto la plaza
donde pasean los caballeros.
Hay en la plaza nueva
un monte, y en él dos cuevas.
Más abajo un pozo hondo
que tiene el brocal rojo.
Altas ventanas, iguales,
y en ellas, dos niñas bellas
que, a través de los cristales,
todo lo ven y lo observan.

Ordenes da, órdenes recibe,
algunas autoriza, otras prohíbe.
En la jirafa descuella,
bajo la barba del rey,
lo tiene cualquier botella,
la camisa o el jersey.

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